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¿Cómo surge el decir ‘Vamos a plantar aloe vera en Extremadura’? «Lo conocimos y empezamos a utilizarlo», responde Icíar Muñoz, que inició esta andadura en 2017 junto a su marido. Comenzaron a producirlo a pequeña escala para conocer el cultivo y, convencidos de sus beneficios, decidieron ampliar la producción hasta las tres hectáreas de invernadero. «Creemos mucho en el producto, en las propiedades que tiene y en todos sus beneficios, no es muy habitual para el consumo ya que todos lo identificamos más con el cuidado de la piel», argumenta.

En ese sentido, el de los beneficios, desgrana su alta potencia como regenerador, «algo que estamos acostumbrados a ver en la piel para quemaduras después del sol, tras la depilación o radioterapia, por dentro actúa de una forma similar»; además también apunta al sistema digestivo, «donde se nota de forma muy rápida la mejoría para todo tipo de problemas, al igual que en el sistema inmunológico, tiene muchas vitaminas antioxidantes y aminoácidos…». Al mismo tiempo, sostiene, no tiene contraindicaciones o intolerancias conocidas.

Otra cosa es el sabor, «digamos que no está bueno, tiene un fuerte sabor amargo». No obstante, su etimología ya advierte de este particular gusto con referencias del griego y posteriormente del latín para un significado de ‘amargo’; mientras que vera, verdadero, proviene del latín. Si bien, matiza, este sabor se pierde una vez que se lava, «porque no se puede tomar directo, hay que pelarlo y lavarlo. Completado ese proceso, se elimina este sabor». No obstante, La Vendita colabora con centros de investigación que realizan un análisis de forma periódica y que certifican que con este procedimiento se elimina la aloína que puede resultar tóxica en un consumo elevado.

Pero si hay algo que diferencia a este aloe vera extremeño es su marcado carácter de ‘kilómetro cero’. «Tenemos la fábrica al lado de la plantación, esto supone que la hoja se puede cortar y transformar en muy poco tiempo, en el mismo día, con lo cual mantenemos un mayor número de propiedades de esa hoja fresca», asevera Muñoz, que sostiene que la mayoría del aloe existente en el mercado proviene de México, «por lo que se deshidrata para poder viajar y luego vuelve a ser hidratado; en ese proceso pierde propiedades». Una hoja, la que ellos producen, que es además más grande de lo habitual.