Florin Puiu llegó a Madrid con 19 años y cinco euros en el bolsillo. Ha llovido mucho. En treinta años da para varios diluvios, épocas de sequía, tormentas y hasta granizo. Pero lo cierto es que tres décadas después, y tras trabajar de incontables oficios, recogedor de aceitunas entre ellos, Florin es uno de los rumanos más conocidos de Badajoz. Actualmente es el alma de Agua Bendita, un bar que abrió durante el pasado puente de diciembre en la capital pacense.
Se ubica en Valdepasillas y podría ilustrar perfectamente el concepto ‘hygge’. Ya saben, esa palabra danesa y noruega que viene a describir algo acogedor, íntimo, agradable… Además de la decoración, en Agua Bendita se consigue esto gracias a su anfitrión cercano y espontáneo. Florin te recibe, te atiende, te escucha. Habla rápido, pero muy claro y sobre todo, sonríe mucho y mira fijamente a los ojos.
Un día estaba viendo un documental, cuando conoció el dato de que la piel humana contiene un 72% de agua y así surgió el nombre de este establecimiento, aunque él ya contaba con una vasta experiencia en el sector. Y así se decidió a emprender y a montar este rinconcito agradable en Badajoz.