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Malafama es el primer bar surfero de Badajoz. ¿Cómo es posible esto, en una ciudad tan de secano como la capital pacense? Porque el surf, además de un deporte, es una filosofía, una disciplina en la que prima la conexión con la naturaleza, la superación y también, por qué no decirlo, en la que hay un puntito de locura.

Detrás de este proyecto se encuentra Celia García Ballesteros, una pacense a la que brillan los ojos cuando habla de «su Malafama del alma». Empezó  trabajando en un pub con 21 años y muchos de sus trabajos han girado en torno a la restauración: distribuidora de bebidas, organizadora de fiestas de mojitos por los pueblos, etc. Pero ella siempre tuvo un sueño: tener su propio bar, un rincón donde ofrecer lo mejor de sí misma y hacer sus propios mojitos caseros.
En noviembre de 2019 llegó a sus oídos que un local de la calle San Blas se traspasaba. Le gustaba y tenía vértigo a partes iguales, pero simplemente, como cuando estás en la tabla remando y notas el momento de impulsarte, sintió que era el instante preciso. El 26 de noviembre, el día de su cumpleaños, recibió las llaves.
Y así empezó a fraguarse la historia de Malafama, ese «bar de la esquina» pintado de verde agua, en el que tienen las cervezas más frías de la ciudad. Pero, sin duda, su punto fuerte son los mojitos. Hechos a mano y en el momento, se han establecido ya como los mejores de todo el Casco Antiguo. Y es que albergan un secreto que, evidentemente desconocemos, pero que sabemos que existe. Cuenta la leyenda que un maestro mojitero cubano se lo contó a Celia… Habrá que probarlos para salir de dudas. También los hacen con frutas naturales, por no hablar de sus caipirinha y caipiroska…
Además, el pasado año, a pesar de ser su primer año participando, Malafama quedó tercero en la ruta de la tapa vegana de Badajoz, precisamente con un mojito de mango, un miniyambi con verduras de la huerta y chips de boniato.
En definitiva, Celia ha traído las buenas sensaciones de la playa y el surf a Badajoz, con su negocio repleto de buenos tragos, mejor compañía, música alternativa, ambiente renovado, iniciativas solidarias y buen rollo. Y es que, Malafama nació como un bar, pero ya se ha convertido en algo mucho más grande.