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Uno de los comienzos más glamurosos de la historia del cine es el desayuno de Holly -interpretada por Audrey Hepburn– frente a Tiffany’s, la tienda de joyas de la Quinta Avenida. Y es que «las joyas nos han acompañado siempre a lo largo de la historia. Son mucho más que un complemento; son un símbolo, un estatus, una herramienta capaz de hacerte sentir más bella, más poderosa o más segura». Son palabras de Isabel García Moreno, una de las creadoras de Esperanto Jewelry. Esta joven licenciada en Comunicación Audiovisual decidió emprender con su pareja tras encontrar un abismo en su futuro laboral, relacionado a sus estudios.

Así nació esta marca extremeña, que lleva desde septiembre de 2017 llenando de estilo los joyeros de toda España con sus anillos, pendientes, pulseras y collares. Pergeñados en Badajoz y hechos realidad en Jerez de los Caballeros, su principal característica es un diseño elegante y minimalista. Pero sin duda, aquello que más la define son sus principios.

Esperanto mantiene desde sus inicios una firme apuesta por la fabricación en España de manos de expertos joyeros. «Si todos producimos fuera de nuestro país, no estamos trabajando por un mundo más justo, donde las personas estén protegidas por los derechos laborales», asevera Isabel. «Es una cuestión de valores, de compromiso con el talento español y con la tradición joyera de nuestro país. Es muy importante para nosotros la calidad que recibe el cliente, y los valores también son calidad», asevera.

De esta forma, los creadores de esta marca de joyería independiente conocen dónde, cómo y quién da a luz cada una de sus piezas y en qué condiciones. Pero esta filosofía es a la vez su mayor dificultad. El ahínco por que sus proveedores sean locales y de entornos rurales, buscando el kilómetro cero para proteger tanto el medio ambiente como la economía local, hace que las joyas no sean tan baratas como si las produjesen en China. «Preferimos el comercio justo, la igualdad salarial, la experiencia de nuestros profesionales, las ediciones limitadas, los márgenes ajustados, la exclusividad y el lujo asequible», manifiesta esta licenciada en Comunicación Audiovisual con pasión por la moda desde que podía vestirse por sí misma.

La otra cara de Esperanto Jewelry es menos visible, porque donde más cómodo se siente es detrás de las cámaras. Se trata del fotógrafo pacense Emilio Jiménez Hidalgo. A pesar de que las etiquetas no tienen cabida en esta marca ni en sus creadores, podría decirse que, entre otras muchas cosas, Emilio es fotógrafo de desnudos. Ha trabajado para moda y para otras empresas y a menudo ha tenido la sensación de que le coartaban su creatividad. Por eso Esperanto es libre y en Esperanto, él es libre.