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Jorge Vegas es peruano y en Lima, la capital de su país, regentaba un restaurante grande, de aproximadamente 500 metros cuadrados. Cuando aterrizó en España, hace unos dos años, no tenía pensado emprender, pero el germen del hostelero se lleva o no se lleva. Y él lo traía consigo. Así que abrió el restaurante Lima en la Plaza de España de Badajoz, haciendo esquina con la calle Meléndez Valdés.

En un principio, Jorge pretendía crear un establecimiento con una mitad de la carta extremeña y la otra, peruana (sin fusionar ambas culturas), «pero están teniendo tan buena acogida los platos peruanos, que ahora tenemos un 90% de la carta de allí», asegura. Quizás el público badajocense se haya aburrido del bacalao dorado, del solomillo al ajo tostado… y prefieran probar el ceviche, el lomo saltado, los tequeños o las causas… No obstante, Jorge también se reserva un par de buenas carnes ibéricas para los que no arriesgan, y tampoco se olvida del clásico de la capital pacense: el desayuno.

Pero su principal objetivo es que los peruanos o las personas que hayan visitado Perú vengan a su local, coman y la comida les recuerde a lo que probaron allí. Asimismo, cuenta con licores tan míticos como el Pisco, un aguardiente de uva con el que se elabora el cóctel Pisco Sour, y con postres netamente peruanos que, además, son caseros. Y es que su cuñada ha abierto hace un par de días en la plaza de Conquistadores Suspiro de Limeña, una pastelería especializada en estos dulces. Así que sus postres y tartas, como la de alfajor y chocolate, vienen directamente de allí.