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Fernando Sánchez, cofundador de Homeria, reconoce que fue durante la pandemia cuando su empresa ha despegado definitivamente, a pesar de haber estado en varias ocasiones a punto de cerrar.

La compañía comenzó a funcionar en 2008. «No había ayudas y sí burocracia», rememora Sánchez sobre aquel inicio en el que se centraban en la ingeniería web. «Teníamos la tecnología para acelerar el desarrollo de aplicaciones, pero nos costaba mucho vender nuestro producto», añade.

El camino hacia el éxito lo encontraron en 2013. «Empezamos con el ‘delivery’; mucho antes de que surgieran empresas como Glovo», apunta Sánchez, que añade que en ese momento ya intuían que la tendencia iba a ser consumir en casa.

Desarrollaron una plataforma para el reparto de comida a domicilio de la mano de Burger King y funcionó muy bien. «Era algo disruptivo, porque mejoraba mucho el sistema que hasta entonces utilizaban las empresas», comenta el cofundador de Homeria. Sin embargo, hasta 2016 no fueron capaces de empezar a rentabilizar el negocio. «Lo que más nos ha costado ha sido llegar al mercado», amplía Sánchez.

A partir de esa fecha, pese a que han seguido desarrollando proyectos, se han centrado en la gestión de la parte tecnológica de su sistema de ‘delivery’.